La Fábula de la gallina de los huevos de oro Un día un granjero caminaba por el bosque, cuando de pronto encontró a una gallina perdida al lado del camino, la cual llevó a su casa para mostrárselo a su esposa. Luego de unos días el granjero y su esposa se dieron con la sorpresa que la gallina había puesto un huevo de oro. Ambos se frotaron los ojos, sin creer lo que veían.
- Es cierto, es cierto! -dijeron ambos muy contentos.
- Tenemos una gallina que pone huevos de oro ¡Imagínate lo ricos que seríamos si pone un huevo todos los días! Debemos cuidar y alimentar muy bien a la gallina!
Al día siguiente, sucedió lo mismo, la gallina puso de nuevo un huevo de oro y el granjero y su esposa lo pusieron de inmediato en una cesta para llevarlos a la ciudad y venderlos por un alto precio.
Sin embargo, la avaricia se apoderó de los dos y les hizo creer que dentro del estómago de la gallina habría mucho oro para hacerse muy rico rápidamente.
- ¿Por qué esperar cada día, para que la gallina ponga un huevo de oro? - dijo el granjero.
- Mejor la mato y descubriremos la mina de oro que lleva dentro”.
Y así lo hizo, pero se sorprendió al ver que en el interior de la gallina no encontró ninguna mina de oro.
- ¿Por qué habremos sido tan avariciosos? Ahora nunca llegaremos a ser ricos - Finalizó diciendo el granjero con mucha tristeza a su esposa.
A causa de la avaricia, de querer ser más ricos de una sola vez abriendo a la gallina, perdieron los huevos de oro que día a día la gallina ponía.
Moraleja de la fábula de la gallina de los huevos de oro:
Nunca debemos dejarnos llevar por la codicia y la ambición, destruyendo tontamente lo que la fortuna nos brindó. La avaricia solamente lleva a que uno en sus afán de conseguir grandezas ó dinero, logre poner en peligro no sólo nuestro trabajo sino también nuestra libertad. http://www.365fabulasparaninos.com/2014/03/fabula-de-la-gallina-de-los-huevos-de.html
La liebre y la tortuga[Fábula. Texto completo.]Esopo
En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa, porque ante todos decía que era la más veloz. Por eso, constantemente se reía de la lenta tortuga.-¡Miren la tortuga! ¡Eh, tortuga, no corras tanto que te vas a cansar de ir tan de prisa! -decía la liebre riéndose de la tortuga. Un día, conversando entre ellas, a la tortuga se le ocurrió de pronto hacerle una rara apuesta a la liebre. -Estoy segura de poder ganarte una carrera -le dijo. -¿A mí? -preguntó, asombrada, la liebre. -Pues sí, a ti. Pongamos nuestra apuesta en aquella piedra y veamos quién gana la carrera. La liebre, muy divertida, aceptó. Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. Se señaló cuál iba a ser el camino y la llegada. Una vez estuvo listo, comenzó la carrera entre grandes aplausos. Confiada en su ligereza, la liebre dejó partir a la tortuga y se quedó remoloneando. ¡Vaya si le sobraba el tiempo para ganarle a tan lerda criatura! Luego, empezó a correr, corría veloz como el viento mientras la tortuga iba despacio, pero, eso sí, sin parar. Enseguida, la liebre se adelantó muchísimo.Se detuvo al lado del camino y se sentó a descansar. Cuando la tortuga pasó por su lado, la liebre aprovechó para burlarse de ella una vez más. Le dejó ventaja y nuevamente emprendió su veloz marcha. Varias veces repitió lo mismo, pero, a pesar de sus risas, la tortuga siguió caminando sin detenerse. Confiada en su velocidad, la liebre se tumbó bajo un árbol y ahí se quedó dormida. Mientras tanto, pasito a pasito, y tan ligero como pudo, la tortuga siguió su camino hasta llegar a la meta. Cuando la liebre se despertó, corrió con todas sus fuerzas pero ya era demasiado tarde, la tortuga había ganado la carrera. Aquel día fue muy triste para la liebre y aprendió una lección que no olvidaría jamás: No hay que burlarse jamás de los demás. También de esto debemos aprender que la pereza y el exceso de confianza pueden hacernos no alcanzar nuestros objetivos .http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/euro/esopo/la_liebre_y_la_tortuga.htm